Electrificación: la revolución de nuestro siglo

IBERDROLA. NOVIEMBRE DE 2025.

En Iberdrola avanzamos con paso firme para acelerar la electrificación de la economía. Un salto necesario para asumir la creciente demanda de energía de forma sostenible, eficiente y neutra en emisiones. Como sociedad debemos abandonar los combustibles fósiles que aún usamos en ciertas tareas, como alimentar el motor de un vehículo o calentar un edificio, y pasar a utilizar electricidad generada a partir de fuentes renovables. Este desafío es especialmente urgente en aquellos sectores difíciles de descarbonizar y plantea la vía más eficaz de cambiar hacia un modelo energético bajo en emisiones de carbono

Desde Iberdrola damos la bienvenida a la era de la electrificación con convicción y con el mayor plan inversor de nuestra historia58.000 millones de euros.  Recientemente, hemos dado un paso decisivo en nuestra estrategia de invertir en redes con la entrada en el negocio de redes eléctricas en Australia, tras ser seleccionados como socios estratégico para desarrollar un proyecto de transporte clave que conectará los estados de Victoria y Nueva Gales del Sur.

La Agencia Internacional de la Energía ya anunció la llegada de la «Era de la Electricidad» en su último informe Perspectivas de la Energía Mundial 2024. Allí comparó la actual transformación del sistema energético desde los combustibles fósiles hacia energías limpias con el paso histórico del carbón al petróleo.

Las redes, las autopistas del futuro

Para 2035 se prevé un aumento de la demanda eléctrica de al menos un 50 %, debido principalmente a la expansión de:

1. Promovemos la movilidad eléctrica

apostamos por la movilidad eléctrica como pieza clave para avanzar hacia un modelo energético con cero emisiones. Descubre cómo trabajamos para favorecer el acceso de toda la sociedad a este tipo de transporte sostenible.

Estamos inmersos en un proceso de transición energética, el gran cambio en nuestra manera de generar y consumir energía, que nos conduce hacia la electrificación de la economía. En el camino hacia este objetivo común, uno de los ámbitos de actuación más importantes es el sector del transporte, actor principal en el consumo de energía y el principal emisor de gases de efecto invernadero en el mundo. La Agencia Internacional de la Energía (International Energy Agency en inglés) estima que el transporte genera más de una tercera parte de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el mundo.

A medida que los efectos contra el cambio climático quedan más patentes, la movilidad sostenible y, en concreto, la movilidad eléctrica ha ganado peso entre gobiernos, empresas e individuos como alternativa al transporte tradicional. La electromovilidad, cada vez más popular, se ha convertido en un cambio revolucionario que llega para redefinir la forma en la que nos movemos en el día a día.

¿Qué es la movilidad eléctrica?

La movilidad eléctrica es el sistema de transporte compuesto por vehículos que utilizan electricidad para alimentar todo o parte de su motor, una cualidad que los convierte en una alternativa sostenible a los combustibles fósiles, como la gasolina o el diésel.

La oferta actual de vehículos eléctricos cubre en gran medida los diferentes niveles de demanda y proporciona soluciones para varios tipos de desplazamientos: desde viajes de corta distancia y con cargas pequeñas (como bicicletas y motocicletas eléctricas) hasta trayectos largos y con carga pesada (con vehículos de transporte público y camiones eléctricos). 

Ilustración de movilidad eléctrica

Cada día hay más vehículos eléctricos que circulan por nuestras carreteras.

Movilidad eléctrica, clave en la transición energética: retos y oportunidades

El cambio hacia un modelo resiliente y respetuoso con el medio ambiente implica tres pilares fundamentales: el despliegue de energías renovables, el impulso de la innovación tecnológica y la electrificación de la economía, el transporte y la edificación. Por lo tanto, la movilidad eléctrica es una pieza esencial del puzzle de la transición energética y ofrece grandes ventajas sostenibles frente a los coches de combustión. 

Se trata de una tecnología limpia que ayuda a reducir las emisiones de gases contaminantes y mejora significativamente la calidad del aire en las ciudades ya que los vehículos eléctricos no emiten dióxido de carbono ni otros contaminantes. Este efecto es aún más sostenible si los vehículos eléctricos se impulsan con energía renovable.

Entre los principales retos de este tipo de movilidad, podemos destacar cuatro áreas clave en las que se centran los actuales avances tecnológicos en el sector:

Movilidad eléctrica, clave en la transición energética: retos y oportunidades

El cambio hacia un modelo resiliente y respetuoso con el medio ambiente implica tres pilares fundamentales: el despliegue de energías renovables, el impulso de la innovación tecnológica y la electrificación de la economía, el transporte y la edificación. Por lo tanto, la movilidad eléctrica es una pieza esencial del puzzle de la transición energética y ofrece grandes ventajas sostenibles frente a los coches de combustión. 

Se trata de una tecnología limpia que ayuda a reducir las emisiones de gases contaminantes y mejora significativamente la calidad del aire en las ciudades ya que los vehículos eléctricos no emiten dióxido de carbono ni otros contaminantes. Este efecto es aún más sostenible si los vehículos eléctricos se impulsan con energía renovable.

Entre los principales retos de este tipo de movilidad, podemos destacar cuatro áreas clave en las que se centran los actuales avances tecnológicos en el sector:

Icono de una batería y una hoja

Autonomía de las baterías

El ratio de autonomía de los vehículos de gama media oscila entre 250 y 400 kilómetros. Aumentar el tiempo de circulación de los vehículos sin necesidad de carga mejora exponencialmente su usabilidad.

Icono de un coche eléctrico con un cable

Infraestructura de recarga

En España la infraestructura de recarga crece a un ritmo superior que la propia venta de vehículos eléctricos, por lo que hoy hay suficientes puntos para recargar el parque de vehículo 0 emisiones en el país. Las mejoras se deben centrar en aquellas zonas más despobladas de puntos de recarga, principalmente ciudades con menor población y zonas rurales;, además también deberá mejorar en la eficiencia y la rapidez a la hora de recargar. 

Icono batería con flechas

Reciclaje de baterías

A medida que aumenta el número de vehículos eléctricos en funcionamiento, asciende la cantidad de baterías que necesitarán ser recicladas en el futuro. Desarrollar métodos eficientes de transformación y reutilización es esencial para minimizar el impacto ambiental.

Icono de un aerogenerador con una batería

Almacenamiento energético

El uso de energías renovables supone un reto, ya que muchos vehículos eléctricos se cargan por la noche, cuando la producción de estas fuentes de energía disminuye. En este sentido, se necesitan baterías de almacenamiento de energía renovable cada vez más eficientes para adaptarse a las curvas de demanda de los vehículos.

2. Aerotermia, una opción sostenible y eficiente

Eficiencia energética Energías renovables

Los sistemas de aerotermia están diseñados para aportar calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente todo el año extrayendo la energía ambiental contenida en el aire mediante un ciclo termodinámico. Sus ventajas, tanto para ti como para el medio ambiente al ser considerada una energía limpia, son variadas. Descúbrelas a continuación.

Las bombas de calor son más eficientes y serán claves en el proceso de descarbonización.

La transición hacia una economía baja en emisiones es posible, pero para ello es fundamental evolucionar hacia vectores energéticos y usos finales más eficientes. La descarbonización y la electrificación son una oportunidad para crear riqueza, generar empleos verdes y mejorar la calidad del aire —el objetivo en la Unión Europea (UE), por ejemplo, es alcanzar unas emisiones netas nulas en carbono en 2050—. El reto, por tanto, atañe al sector energético en particular, pero también a la sociedad porque este proceso será vital en la lucha contra el cambio climático.

La electrificación del transporte y del calor residencial, y la obtención de electricidad —autoconsumo eléctrico— a través de energías renovables serán claves en la hoja de ruta a seguir por el sector energético para descarbonizar la economía. Aquí entran en juego alternativas limpias como la energía eólica, la energía fotovoltaica, la energía hidroeléctrica, el hidrógeno verde, la energía hibrida o la aerotermia. A continuación, nos adentramos un poco más en esta última.

La aerotermia y la demanda de calor. Aplicaciones

Los sistemas de aerotermia son bombas de calor que extraen la energía ambiental contenida en el aire mediante un ciclo termodinámico para aportar calefacción en invierno, refrigeración en verano y agua caliente todo el año. El potencial de las bombas de calor eléctricas es muy alto —son mucho más eficientes que las calderas convencionales— y por ello serán fundamentales como elemento de cambio a la hora de electrificar y descarbonizar la demanda de calor.

En Europa, por ejemplo, el uso de calor representa el 50 % de la demanda final de energía. Dentro de ese uso, la calefacción y el agua caliente sanitaria (ACS) en edificios suponen más del 60 % de las necesidades de calor, los procesos térmicos en la industria añaden alrededor de un 30 % y el frío, más importante en el sur que en el norte, solo el 2 %.

Cómo funciona la aerotermia. Las bombas de calor

Las bombas de calor eléctricas de última generación son una tecnología muy eficiente, hasta el punto de ser considerada renovable desde el punto de vista regulatorio. La razón fundamental es que está basada en un ciclo termodinámico que consigue extraer el calor del aire exterior gracias al uso de refrigerantes.

¿Cómo funciona una bomba de calor aerotérmica?

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 VER INFOGRAFÍA: ¿Cómo funciona una bomba de calor aerotérmica? [PDF]Enlace externo, se abre en ventana nueva.

Los refrigerantes, que se encuentran en constante evolución, son una de las claves para las prestaciones de las bombas de calor. El último refrigerante más empleado para estas bombas es el R32, que alcanza una temperatura de hasta 70 ºC y es capaz de mejorar la eficiencia. También están evolucionando otros como el R-290 (propano), el R-744 (CO2) o los nano fluidos.

El rendimiento de una bomba de calor depende tanto de la temperatura de entrada (exterior) como de la de salida (interior). Los sistemas de distribución térmica más adoptados son, por tanto, los de baja temperatura, como el suelo radiante. El uso para ACS o para radiadores de alta temperatura ofrecen menor rendimiento, aunque igualmente es muy superior al de las calderas convencionales. Para su funcionamiento, una bomba de calor requiere de los siguientes componentes:

 Compresor

Su labor es transformar la energía eléctrica y elevar la presión del fluido refrigerante.

 Condensador

Se encarga de condensar el refrigerante, que pasa de estado gaseoso a líquido mediante el intercambiador de calor.

 Válvula de expansión

Este dispositivo genera una elevada pérdida de carga, reduciendo la temperatura, para producir la expansión del fluido refrigerante.

 Evaporador

Gracias a él, se produce la evaporación del fluido frigorífico, se absorbe el calor y se vuelve a iniciar el ciclo.

3. La electrificación de la industria a través de las energías renovables

I+D+i Eficiencia energética Descarbonización

La descarbonización de la industria a través de la electrificación es esencial para abordar el cambio climático, utilizar la energía de manera más eficiente y fomentar la innovación. Se trata de un paso crucial hacia un futuro más sostenible y resiliente y por eso, vamos a ver cuáles son las mejores opciones para lograrlo evaluando las distintas alternativas. 

Descarbonización

La descarbonización de la industria a través de la electrificación es fundamental para avanzar en la lucha contra el cambio climático.

Gran parte de la necesidad energética de la industria viene del llamado calor industrial, el que se emplea en los procesos propios de esta actividad. Y es que el calor se necesita para una amplia gama de aplicaciones industriales, como calentar fluidos, generar vapor, llevar a cabo reacciones químicas, secar materiales, fundir metales o también proporcionar calefacción en las instalaciones. Además, por su gran variación de aplicaciones, el calor industrial suele requerir diferentes niveles de temperatura y cantidades de calor, según las necesidades específicas de cada proceso.

Históricamente, para generar este calor se han empleado combustibles fósiles, como gas natural, petróleo y carbón en calderas y hornos industriales. Sin embargo, el creciente interés en la sostenibilidad y la búsqueda de una reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, hacen que la industria busque cada vez más fuentes de calor renovables y más eficientes energéticamente. No hay duda de que la electrificación de la demanda industrial es una parte fundamental para avanzar hacia un modelo energético más sostenible. La electrificación permite un uso más eficiente de la energía a la vez que posibilita la implementación de tecnologías de control y monitoreo más avanzadas, lo que da como resultado una gestión más precisa y eficiente de los procesos industriales.

Si te interesa conocer más sobre la “revolución del SS. XXI”, descubre las ventajas de la electrificación y cómo desde Iberdrola queremos convertirnos en aliados en el camino de la electrificación industrial hacia un futuro energético más limpio, responsable e inteligente.

Alternativas renovables de calor industrial para electrificar y descarbonizar la industria

Ante la necesidad de diferentes niveles de calor, hay variadas alternativas para ofrecer un calor industrial verde que permita reducir las emisiones y la dependencia de los combustibles fósiles de la industria. Así pues, en función de la temperatura que se busque, las mejores opciones serán diferentes. 


– Temperaturas altas, de más de 500º C

En el caso de buscar temperaturas altas, existen hornos eléctricos para muchas aplicaciones. En otros casos, cuando esto no es posible, el biometano o el hidrógeno verde son las mejores opciones. El biometano es una forma de metano, el principal componente del gas natural, pero su producción proviene de fuentes renovables y no de fuentes fósiles. Por ello, en aquellos lugares donde existen recursos adecuados y una infraestructura de gas natural establecida, el biometano puede ser una opción atractiva y sostenible para el calor industrial, si bien la disponibilidad de biometano es limitada.

Por su parte el hidrógeno verde, aquel que se produce a partir de fuentes de energía renovable, puede ser utilizado como combustible en calderas y hornos industriales, sustituyendo a los combustibles fósiles tradicionales. El hidrógeno verde tiene una alta densidad energética y se puede almacenar y transportar, lo que permite una mayor flexibilidad en la distribución y utilización del calor. Aunque es importante tener en cuenta que la producción de hidrógeno verde a gran escala requiere una mayor disponibilidad de energía renovable y una infraestructura adecuada para su producción y distribución. 
 

Temperaturas altas, de más de 500ºC

  • Biometano
  • Hidrógeno verde
  • Instalación renovable

Ilustración

– Para temperaturas medias y altas, entre 100º y 500º C

Aquí se encuentra el abanico más grande de opciones renovables de calor industrial para favorecer la descarbonización y la electrificación de la industria. Una de ellas es la biomasa, a través de diferentes formas como astillas de madera, residuos agrícolas y forestales de proximidad, residuos de la industria alimentaria o biogás, que contiene principalmente metano y, al igual que los anteriores, también puede ser utilizado como combustible en calderas para generar calor industrial. Entre sus principales ventajas está el hecho de que utiliza residuos renovables que de otra manera se desecharían, lo que contribuye a la reducción de residuos y emisiones, y que estos son una fuente de energía local, lo que puede reducir la dependencia de los combustibles fósiles importados.

Otra solución son las calderas eléctricas que, en lugar de quemar combustibles fósiles, como el gas natural o el petróleo, utilizan resistencias eléctricas para convertir la energía eléctrica obtenida de fuentes renovables en calor. Entre sus principales características se encuentra su alta eficiencia energética en comparación con las calderas de combustión, que no generan emisiones directas de gases contaminantes ni de dióxido de carbono durante su funcionamiento y que permiten un control preciso de la temperatura, lo que puede ser beneficioso en aquellos procesos en los que se requiera un control estricto de esta. 

En casos en los que se necesiten temperaturas medias y altas también se puede contemplar el almacenamiento térmico. Esta tecnología permite almacenar energía generada con fuentes renovables y utilizar este calor generado en procesos industriales en momentos en los que no se requiere de forma inmediata. Existen diferentes métodos de almacenamiento térmico utilizados en calor industrial:

  • Almacenamiento de calor sensible: Se emplea un medio o material que puede retener y liberar calor en función de los cambios de temperatura. Los más utilizados son piedras, ladrillos, sales fundidas u otros materiales de cambio de fase. 
  • Almacenamiento de calor latente: En calor se almacena en un material que cambia de fase durante el proceso de carga y descarga térmica y cuando cambia de estado, por ejemplo, de sólido a líquido o de líquido a gas, absorbe o libera una gran cantidad de calor latente. Por ejemplo, pueden ser sales, parafinas o materiales de cambio de fase orgánicos.
  • Almacenamiento de calor químico: Aquí el almacenamiento se produce a través de una reacción química que absorbe o libera energía térmica. Se utilizan materiales químicos que pueden descomponerse o reaccionar químicamente para almacenar o liberar calor. Algunos ejemplos incluyen la utilización de hidruros metálicos o reacciones endotérmicas y exotérmicas.

Como principales ventajas, el almacenamiento térmico permite gestionar de una manera eficiente la energía térmica, ya que el calor se puede almacenar durante períodos de baja demanda y utilizarse en momentos de alta demanda, optimizando así el uso de fuentes de energía renovable intermitentes, como la energía solar o eólica. Además, puede mejorar la flexibilidad y la estabilidad del sistema eléctrico, ya que funciona como una batería térmica, aprovechando excedentes de renovables y eliminando los vertidos, facilitando una mayor penetración de renovables en el sistema.

Para temperaturas medias y altas, entre 100º y 500º C

  • Biomasa
  • Almacenamiento renovable
  • Calderas eléctricas
  • Instalación renovable

Ilustración

– Para temperaturas bajas, menos de 100ºC

Si se buscan opciones renovables para calor industrial con temperaturas bajas y que permitan avanzar hacia la descarbonización de la industria, la aerotermia y las bombas de calor son las más indicadas. La aerotermia utiliza el aire ambiente como fuente de energía para generar calor mediante el uso de bombas de calor. Estas bombas de calor extraen el calor del aire, incluso a bajas temperaturas, y lo transfieren a un sistema de calefacción o agua caliente para su uso en aplicaciones industriales. Esto hace que tengan un rendimiento energético superior en comparación con las tecnologías de calefacción convencionales. Por cada unidad de energía eléctrica consumida, una bomba de calor puede generar varias unidades de energía térmica.

Además, la aerotermia y las bombas de calor no generan emisiones directas de gases de efecto invernadero durante su funcionamiento y son muy versátiles, pueden ser utilizadas para aplicaciones de calefacción industrial, para procesos específicos en la industria o para sistemas de climatización en combinación con unidades de refrigeración, lo que brinda mayor flexibilidad en la regulación de la temperatura en diferentes procesos. Tampoco necesita un área específica para almacenar combustibles o instalar equipos de combustión.
 

Temperaturas bajas, menos de 100ºC

  • Aerotermia
  • Bombas de calor

Ilustración

 VER INFOGRAFÍA: Alternativas renovables de calor industrial para descarbonizar la industria [PDF]

Redes de calor ¿qué son? 

Las redes de calor que reutilizan el calor sobrante de un proceso productivo para darle un segundo uso se conocen como redes de calor de recuperación o redes de calor de proceso. Estas redes aprovechan el exceso de calor generado en actividades industriales y lo canalizan hacia usos adicionales como por ejemplo para cubrir las necesidades de calefacción en edificios cercanos. De esta forma, se maximiza la eficiencia energética al evitar que el calor se desperdicie y se disipe en el medio ambiente, reduciendo así la demanda de energía adicional y, en consecuencia, las emisiones de carbono. Eso sí, para que este tipo de red sea efectiva, necesita que, ya sean los procesos industriales o los edificios en los que se vaya a emplear, estén próximos. De esta manera, el calor residual puede transferirse de manera eficiente a través de una red de tuberías a los puntos de uso.

Se trata por tanto de una forma efectiva de aprovechar la energía residual de los procesos industriales y reducir así el impacto ambiental de estos. Estas redes mejoran la eficiencia energética, ofrecen beneficios económicos y contribuyen a la transición hacia un modelo más sostenible.

4. LOS CENTROS DE DATOS

¿Qué es un centro de datos?

Informática

Los centros de procesamiento de datos se han convertido en un elemento fundamental para las organizaciones. Te contamos qué son, cómo funcionan y por qué la potencia eléctrica es tan importante que ha hecho que el tamaño de estos centros se mida en MW.

Desde hace tiempo los centros de datos, también conocidos como centros de procesamiento de datos o data centers en inglés, están alcanzando un gran protagonismo por su carácter de infraestructuras críticas que sirven de soporte a la importante cantidad de datos generados por las diferentes organizaciones en la actual era digital. También por su importante consumo de energía y por sus necesidades en lo que a refrigeración y ventilación se refiere, especialmente aquellos de gran tamaño. De hecho, la potencia eléctrica es tan clave que el tamaño de los data centers se mide en MW en función de sus necesidades energéticas. Pero ¿qué son los centros de datos y cómo funcionan? Te lo contamos. 

¿Qué es y cómo funciona un centro de procesamiento de datos?

Los centros de procesamiento de datos (CPD) son instalaciones especialmente diseñadas para alojar sistemas informáticos y equipos de telecomunicaciones, así como para almacenar, procesar y distribuir grandes cantidades de datos de manera eficiente y segura. Normalmente alojan un buen número de servidores, tanto de procesamiento como de almacenamiento y redes, para poder ofrecer así servicios como copias de seguridad y recuperación de datos que permita a sus propietarios proteger sus archivos contra la pérdida de cualquier tipo.

Un CPD típico está compuesto por una serie de componentes clave que trabajan en conjunto para proporcionar los servicios de procesamiento de datos. Estos componentes se incluyen en varias grandes ramas:

Computación: Estos recursos son los motores de los centros de datos y se refieren a varios tipos de servidores con distintos grados de memoria interna y una potencia de procesamiento variable. 

Almacenamiento: Aquí nos encontramos con dispositivos de almacenamiento en bloque como pueden ser por ejemplo los discos duros o las unidades físicas y los dispositivos de almacenamiento de archivos conectados a la red. 

Redes: En esta categoría se recogen los componentes encargados de la conexión entre el exterior y el centro de datos, a alta velocidad y con una conectividad confiable y rápida, como cables, conmutadores, enrutadores, etc. 

Seguridad: Debido a que estos centros almacenan datos sensibles y críticos, la seguridad es una preocupación fundamental que va desde la informática, en forma de firewalls, sistemas de detección y prevención de intrusiones (IDS/IPS), cifrado de datos, etc, a la más física con controles de acceso y de prevención de problemas como caídas de tensión o desastres naturales. 

Data center

Un data center (o centro de procesado de datos, CPD) es una instalación con un diseño y equipamiento específico para alojar servidores de datos y sistemas de comunicaciones en condiciones adecuadas de seguridad para operar sin interrupciones de servicio.

Ilustración

Composición de un data center:

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Salas de servidores

Tienen servidores y unidades de almacenamiento estándar. Los racks suelen estar ubicados en un espacio cerrado para permitir una refrigeración óptima.

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Seguridad

Infraestructura física (vallas, videovigilancia) para proteger los activos.

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Extinción de incendios

Gases de extinción especiales para reducir el contenido de oxígeno en el aire.

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Generador back-up

UPS y diesel para suministro de energía y compensar las fluctuaciones y distorsiones de voltaje.

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Sistemas de refrigeración

Enfriamiento de aire o agua, aire acondicionado al exterior a través de intercambiadores de calor en el techo.

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Estaciones de control/monitoreo

Centro de Operaciones de Red o NOC.

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Meet-Me Rooms (MMR)

Para permitir conectividad de una forma fácil y económica, distribuyéndose a la sala de servidores.

Los data center funcionan 24 x 7 x 365 asegurando disponibilidad de suministro. La potencia eléctrica es tan clave que el tamaño de los data centers se mide en MW en función de sus necesidades energéticas.

Fuente: Schneider Electric.

 ¿Qué es un data center? [PDF]

Tipos de centros de datos 

Como hemos dicho, los centros de datos son instalaciones con un diseño y equipamiento específico para alojar servidores de datos y sistemas de comunicaciones en condiciones adecuadas de seguridad para operar sin interrupciones de servicio. Y, aunque estas características son comunes, existen diferentes tipos de centros de datos que pueden clasificarse de la siguiente manera: 

  • Hiperescalares: Estos centros de datos albergan infraestructura compartida que se utiliza para ofrecer servicios de computación en la nube a clientes externos. Son los más grandes (en España se sitúan en tamaño de entre 20 y 50 MW aunque se están desarrollando centros de más 250 MW) y entre los más conocidos destacan Microsoft, Meta, AWS o Google. Estos, además de operar sus centros, también los alquilan a terceros.
  • Colocation: Se trata de empresas que alquilan el uso de servidores a terceros, como pueden ser  empresas de rápido crecimiento de servicios en la nube como Netflix, Spotify, Uber, etc. Su tamaño es menor que los anteriores (en España, están en tamaños de entre 10-20 MW) aunque se están desarrollando grandes proyectos de hasta 100 MW.
  • Privados: Estos centros de datos son propiedad y están operados por empresas o instituciones para satisfacer sus propias necesidades de procesamiento de datos. Aunque normalmente son las más pequeñas, pueden ser de tamaño variable, desde pequeñas salas de servidores hasta instalaciones a gran escala que ocupan varios edificios. 
     

¿Cuáles son las funciones de un centro de datos? 

La función de los centros de datos puede variar en función de las necesidades de su propietario y de la infraestructura con la que cuente pero las fundamentales se engloban entre las siguientes:  

  • Procesamiento de datos: Para hacerlo se ejecutan diferentes aplicaciones, procesos y algoritmos informáticos en los servidores y en los distintos dispositivos informáticos de los que se disponga en el centro de datos. 
  • Almacenamiento: Además de procesarlos, también se conservan grandes volúmenes de datos de manera segura y escalable. 
  • Distribución: Los CPD facilitan la distribución de datos a través de redes de comunicaciones de alta velocidad ya sea a usuarios finales, a dispositivos conectados, aplicaciones en la nube o incluso otros centros de datos. 
  • Gestión de recursos: Los centros de datos gestionan y optimizan los recursos informáticos, como capacidad de procesamiento, almacenamiento y ancho de banda para satisfacer las demandas de las cargas de trabajo de manera eficiente.
  • Seguridad y protección de datos: La seguridad de los datos es una función imprescindible y crítica de los centros de datos. 
  • Monitorización y mantenimiento: Monitorizan de manera continua y en tiempo real el rendimiento de los equipos, la utilización de recursos, la disponibilidad de servicios y la seguridad de la infraestructura. De esta manera se pueden identificar y resolver problemas de rendimiento o seguridad, y realizar tareas de mantenimiento preventivo para garantizar el funcionamiento óptimo del centro de datos.

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