El sector de la conectividad también trabaja para ser más sostenible
15 de diciembre de 2025. Cellnex
La conectividad es omnipresente. Es una necesidad de las actuales sociedades, tanto en la actividad económica como personal. Sin embargo, esta vida digital también conlleva un coste medioambiental, lo que se ha convertido en un desafío a nivel global y en una (cada vez más) creciente preocupación.
Cuando desbloqueamos un teléfono, enviamos un mensaje o vemos un vídeo en streaming, activamos una amplia red de servidores, antenas y cables submarinos que consumen más energía que la industria de la aviación al completo. Con más de 50.000 millones de dispositivos conectados en 2024, el sector digital ya es responsable del 4% de las emisiones globales de CO2. Una cifra que, además, amenaza con crecer exponencialmente.

No es una opción
En este contexto, la sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una necesidad imperante.
Empresas y expertos del sector de las telecomunicaciones debaten frecuentemente sobre los retos energéticos para presentar soluciones innovadoras que prometen transformar la infraestructura digital en un ecosistema más eficiente y respetuoso con el planeta. Desde sistemas de refrigeración revolucionarios hasta el uso estratégico de energías renovables, el camino hacia un futuro digital más verde ya está en marcha.


Uno de los avances más significativos proviene de Dinamarca, donde la empresa Energy Cool ha desarrollado una tecnología que podría cambiar las reglas del juego. Su solución se centra en enfriar los equipos de telecomunicaciones y centros de datos utilizando aire exterior y sistemas inteligentes, en lugar de los tradicionales aires acondicionados de alto consumo. Henrik Thorsen, su CEO y fundador, asegura que han desarrollado una solución que “enfría los equipos de comunicación utilizando una cantidad muy pequeña de energía. Tan poca que incluso puede funcionar con baterías».
Esta innovación no solo reduce el consumo energético hasta en un 80%, sino que también garantiza la resiliencia de las redes. «Si hay un corte de energía, todavía necesitas comunicarte. Usamos baja energía para enfriar el servidor, por lo que puede seguir funcionando cuando no hay electricidad», añade Thorsen, destacando que el sistema puede integrarse con paneles solares para apoyar a la red eléctrica en momentos críticos.

La transición hacia un modelo energético más limpio es una prioridad para los gigantes de la infraestructura de comunicaciones. Mila Rey, responsable de energía en Cellnex, confirma que el compromiso es total. «Tenemos un consumo total de 1,5 teravatios-hora en nuestras torres en Europa, y este consumo proviene principalmente de la electricidad. Este año, el 100% de esta electricidad es de origen renovable», explica. Sin embargo, el reto va más allá. «Ahora estamos trabajando en reducir también nuestro alcance 1, que es principalmente el consumo de soluciones híbridas que todavía tenemos, y por supuesto, el alcance 3, que son las emisiones provenientes de nuestros clientes y nuestra cadena de suministro», detalla.

Mila también subrayó el valor de proyectos como el de Energy Cool, que integran el mundo de la energía y las telecomunicaciones. «Esta tecnología nos ofrece mayores capacidades. Podemos usar las baterías para respaldo, pero con una capacidad extra, podríamos ofrecer esa capacidad a la red eléctrica», explica. Esta sinergia permitiría al sector de las telecomunicaciones ayudar a gestionar la red eléctrica, facilitando una mayor integración de energías renovables en todo el sistema.
Por su parte, Alicia Fernández del Viso, Global ESG Director en Cellnex, subraya la criticidad de la energía para el funcionamiento de toda la infraestructura. «La energía es fundamental porque la necesitamos para alimentar todos los equipos necesarios para que las telecomunicaciones funcionen, y también para los sistemas de refrigeración», explica. Alcanzar la neutralidad de carbono, o «Net Zero», es el objetivo final, dado que alcanzar este estado “significa que has reducido drásticamente tus emisiones de carbono, y lo harás, por ejemplo, asegurándote de usar energía 100% renovable y garantizando que tus proveedores también la usen», sentencia. Fernández del Viso lo describe como «un desafío enorme» que requiere la colaboración de todos los actores implicados.

Tu granito de arena
Además, Fernández del Viso hace un llamamiento a la responsabilidad individual de los usuarios. Gestos sencillos como prolongar la vida útil de nuestros dispositivos, desconectar el router cuando no se usa o priorizar la conexión wifi sobre los datos móviles pueden marcar una gran diferencia.
Esta experta también habla sobre el coste oculto del almacenamiento en la nube, puesto que, “en realidad, es muy terrenal y consume mucha energía. Si evitamos almacenar tanta información que nunca usamos, esto también es muy útil para tener un menor consumo energético».
La conclusión es clara: el futuro de la conectividad no depende solo de la velocidad, sino de la responsabilidad. La construcción de un mundo digital más inteligente y limpio es una tarea compartida que requiere innovación tecnológica, compromiso corporativo y la acción consciente de cada individuo.

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