Alain Jorda: Un tema clave aunque parezca insulso.
Introducción
La transformación que se impone en nuestras ciudades y territorios tras la prolongada crisis que el mundo está padeciendo desde 2008 (financiera, climática, sanitaria, de la globalización, alimentaria, energética e, incluso, con casos de ataque a la democracia) significa no solamente un cambio en las políticas a aplicar (muy bien enunciadas por los ODS y por la Agenda Urbana de la ONU) sino que requiere de un gran esfuerzo pedagógico para transmitir al conjunto de la población mundial el racimo de nuevos valores que van a ser la base del nuevo paradigma que estamos y que vamos a seguir gestando entre todos.
Esta necesidad de pedagogía está ahí por dos grandes razones. En primer lugar, para luchar contra la incertidumbre que siente gran parte de la población mundial ante el derrumbe de tantas verdades que parecían inamovibles hasta hace bien poco tiempo. En segundo, porque, si bien es cierto que nadie, a día de hoy, está en disposición de decir cómo se reorganizará el mundo en los años más inmediatos, sí podemos afirmar cuáles van a ser los conceptos sobre los que se construirá la nueva realidad del mundo y la gente necesita conocer esa información para abordar el futuro con mayor tranquilidad.
Uno de esos conceptos fundantes del nuevo paradigma es el de la colaboración. La colaboración a todos los niveles para generar valor común. Colaboración internacional, entre gobiernos nacionales, colaboración nacional, entre los gobiernos nacionales y sus gobiernos subnacionales y también, al nivel local, colaboración entre la municipalidad y los actores locales.

¿Qué ocurre en el ámbito local?
Esta colaboración entre actores locales (o territoriales, si hablamos de una región, provincia, departamento o estado) en la práctica es bastante precaria cuando no, prácticamente inexistente salvo en casos muy puntuales. Lo habitual es que cada uno de los grupos de actores de un territorio -administración pública, conocimiento, empresa y sociedad civil- defiendan sus intereses e, incluso, pueden llegar a definir, en colaboración, planes sectoriales para su ciudad. Pero es muy raro que se unan para defender, juntos, los intereses del territorio que comparten. Y eso es, justo, lo que más se necesita en la nueva etapa.