Publicación de Ciudadinnova, el blog de Alain Jordà
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¿Qué entiendo por metodología para el desarrollo local o territorial?
Metodología es un procedimiento a seguir para impulsar el desarrollo de un territorio. Es también la respuesta a preguntas como:
- “Los ODS están bien, los entiendo pero, ¿cómo desplegarlos en mi ciudad?”
- “Queremos desplegar la Agenda Urbana pero no sabemos cómo hacerlo”
- “Una ciudad puede tener un gran alcalde, un alcalde normal o un alcalde mediocre. ¿Puede una ciudad con un alcalde mediocre impulsar su desarrollo?”
La metodología adecuada, por lo tanto, es un elemento imprescindible para definir un proceso de desarrollo territorial. Y es importante que aquellos que deben contratar a expertos conozcan los aspectos más importantes a tener en cuenta para elllo.
¿Qué criterios debe contemplar una metodología para la definición estratégica local?
Ya sabemos que, para tener probabilidades de éxito en el impulso al desarrollo de un territorio, lo que necesitamos, en primer lugar, es disponer de una visión de futuro que resulte ilusionante para sus habitantes.
Pero lo que es absolutamente imprescindible es que esa visión sea compartida por todos los actores locales de tal forma que estén dispuestos, todos ellos, a sumar sus esfuerzos a los del resto de actores para conseguir hacer esa visión realidad.
Si la metodología que aplicamos no es capaz de generar ese consenso, ese “cierre de filas” alrededor de una visión común entre los actores locales, no sirve para su cometido. Y no sirve porque no va a conseguir que esa visión de futuro se haga realidad. Ni a corto ni a medio o largo plazo.
Eso es: el objetivo a perseguir, si queremos impulsar el desarrollo en un territorio no es generar un documento excelente,por muy bien elaborado y fundamentado que esté, sino que lo que debe buscarse es generar un consenso general alrededor de la visión de futuro entre los actores de ese territorio.
Ese consenso, puedo añadir, solo se puede lograr alrededor de propuestas que hayan surgido de los actores locales y que hayan superado un proceso de debate abierto, sin cortapisas y sistemático entre esos mismos actores.
¿Basta con disponer de una metodología?
¿O se necesita también a quien sea capaz de aplicarla?
Ante esta pregunta, me suelo acordar de la comparación con un cirujano que le cuenta a una persona cómo se lleva a cabo una operación de apendicitis (una intervención quirúrgica relativamente sencilla para un cirujano); y que esa persona, tras escuchar las indicaciones dijera: “¡Ah! comprendido, voy a probarlo”. A todos nos parecería de locos.
Y sin embargo, hay quien se atreve, a partir de una explicación de la metodología que se debe aplicar para el impulso al desarrollo en un territorio, a ponerla en práctica. Cierto es que, con ello, no se pone enriesgo la vida de nadie pero ¿creemos de verdad que poner en marcha la transformación de una ciudad es más sencillo que llevar a cabo una intervención de apendicitis?
El cirujano, para poder realizar una intervención quirúrgica sencilla con garantías necesita seguir una larga capacitación. ¿Por qué se supone que el aprendizaje para impulsar el desarrollo territorial, proceso que requiere gestionar y poner de acuerdo al conjunto de los actores locales, no va a requerir más que una charla o, aunque sea, un curso?
En efecto, la gestión del impulso al desarrollo territorial requiere, igual que la realización de intervenciones quirúrgicas y tantos otros procesos altamente especializados, por lo menos dos elementos de partida: una metodología adecuada y personas cualificadas para aplicarla.