El momento de la infraestructura

Novedades de McKinsey & Company

Tradicionalmente, la infraestructura se ha asociado con activos como redes eléctricas, carreteras, puertos y puentes. Más recientemente, los avances tecnológicos han hecho que activos más nuevos, como las redes de fibra óptica, los centros de datos a gran escala y las estaciones de carga para vehículos eléctricos, sean cada vez más vitales.

Estos tipos de infraestructura moderna comparten características con la infraestructura tradicional, como su larga vida útil y una inversión inicial considerable. McKinsey estima que se necesitará una inversión acumulada de 106 billones de dólares hasta 2040 para satisfacer la necesidad de infraestructura nueva y actualizada.

La continua expansión y evolución de lo que comprende la infraestructura ha transformado su definición, exigiendo un cambio fundamental de mentalidad por parte de gobiernos, inversores y operadores del sector sobre cómo financiarla, construirla, utilizarla y mantenerla. Este informe explora estas intersecciones y revela por qué un enfoque compartimentado podría ya no ser viable.

Profundice en estos cuatro capítulos para obtener más información:

Necesidades de infraestructura

Tendencias macroeconómicas

Verticales de infraestructura

Implicaciones para las partes interesadas

Obtenga el informe completo de 56 páginas

La infraestructura es un factor clave para el crecimiento económico global a largo plazo, sustentando sociedades prósperas, un nivel de vida elevado y todas las industrias modernas. Sin embargo, la continua expansión y evolución de lo que comprende la infraestructura ha transformado su definición , exigiendo un cambio fundamental de mentalidad por parte de gobiernos, inversores y operadores del sector sobre cómo financiarla, construirla, utilizarla y mantenerla. Si bien las verticales de infraestructura evolucionan individualmente, sus nuevas intersecciones conforman otro aspecto de la evolución.

McKinsey estima que se necesitará una inversión acumulada de 106 billones de dólares hasta 2040 para satisfacer la necesidad de infraestructura nueva y actualizada. La inversión requerida abarca siete verticales de infraestructura crítica, siendo el transporte y la logística los que requieren la mayor parte (36 billones de dólares), seguidos de la energía y la electricidad (23 billones de dólares), el sector digital (19 billones de dólares), el sector social (16 billones de dólares), la infraestructura de residuos y agua (6 billones de dólares), la agricultura (5 billones de dólares) y la defensa (2 billones de dólares).1

Una confluencia de fuerzas globales está acelerando la necesidad de inversión en infraestructura. Los activos obsoletos, la rápida urbanización, los cambios geopolíticos y los avances tecnológicos están exponiendo las limitaciones de la infraestructura del pasado.

Estas fuerzas también están cambiando la definición misma de infraestructura. Tradicionalmente, el término ha sido sinónimo de activos como redes eléctricas, carreteras, puertos y puentes. Más recientemente, los avances tecnológicos han hecho que activos más nuevos, como las redes de fibra óptica, los centros de datos a gran escala y las estaciones de carga para vehículos eléctricos, sean cada vez más vitales. Estos tipos de infraestructura modernos comparten características con la infraestructura tradicional, como una larga vida útil, una inversión inicial significativa, flujos de caja predecibles y resilientes, y funciones económicas cruciales.

Un conjunto de servicios especializados de apoyo (mantenimiento, inspección, cumplimiento normativo y monitoreo remoto) garantiza que estos activos permanezcan operativos y se consideren cada vez más infraestructura. Los gobiernos y los inversores deben financiar estos servicios de apoyo junto con los activos críticos.

Al mismo tiempo, las fronteras entre los sectores verticales de infraestructura se están difuminando. Muchas de las necesidades más urgentes de la actualidad, como la infraestructura para el despliegue de inteligencia artificial y la transición energética, se encuentran en las intersecciones de estos sectores. Este informe explora estas intersecciones en profundidad y revela por qué un enfoque compartimentado para la planificación e inversión en infraestructura podría ya no ser viable. Gobiernos, inversores y operadores deberán reflexionar sobre estas interconexiones y aplicar estrategias integradas que ofrezcan la mejor combinación de infraestructura que la sociedad necesita para prosperar.

El capital privado desempeña un papel cada vez más importante en la creación de infraestructura que se encuentra en estas intersecciones y dentro de los sectores verticales. Los activos de infraestructura privada bajo gestión aumentaron de aproximadamente 500 000 millones de dólares en 2016 a 1,5 billones de dólares en 2024, lo que refleja su nueva posición como la clase de activo más codiciada para una mayor inversión. Las inversiones se centrarán en y en la intersección de siete sectores verticales críticos, que este informe analiza en profundidad: energía, electricidad y recursos; transporte y logística; agricultura; digital y comunicaciones; residuos y agua; social; y defensa.

Para movilizar capital a la escala requerida, las partes interesadas pueden adoptar estrategias claras, prácticas y novedosas. Los responsables políticos pueden considerar aprovechar el momento y priorizar estratégicamente los sectores verticales mediante la creación de marcos para atraer capital privado, la agilización de los procesos regulatorios y la reutilización de activos infrautilizados. Los inversores pueden ampliar su alcance aprovechando oportunidades de inversión multisectorial y temáticas, a la vez que consideran nuevas estructuras de financiación que se ajusten al rendimiento de los activos a largo plazo. Por último, los operadores de infraestructuras deben esforzarse por lograr mejoras en la eficiencia y la resiliencia de los activos mediante la integración de soluciones tecnológicas.

La próxima década será decisiva para la infraestructura global. Quienes actúen con decisión hoy moldearán el futuro de la conectividad, el crecimiento económico y el bienestar social de las generaciones venideras.

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