Fundación Antama. 21 de agosto de 2025.

Una reciente editorial publicada en Frontiers in Genome Editing por un grupo internacional de investigadores advierte que, para alcanzar el objetivo global de Hambre Cero antes de 2030, será imprescindible acelerar la adopción de tecnologías de edición genética como CRISPR, capaces de desarrollar cultivos más productivos, resilientes y nutritivos en tiempo récord.
Lograr el Hambre Cero no es solo un desafío de producción, sino de velocidad. La población mundial, que ya supera los 8.000 millones, se proyecta en 8.500 millones para 2030 y en 10.000 millones para mediados de siglo. Satisfacer la demanda alimentaria de esa magnitud requeriría duplicar la producción agrícola global en apenas unos años, ¿cómo acelerar el salto productivo y hacerlo de forma sostenible?
Una reciente editorial publicada en la revista científica Frontiers in Genome Editing titulada “Gene editing to achieve Zero Hunger”, reúne la opinión de especialistas y presenta un número especial con investigaciones y revisiones sobre cómo las tecnologías de edición genómica, y especialmente los sistemas CRISPR/Cas, pueden convertirse en un aliado decisivo para alcanzar el Hambre Cero.
Los editores de este número destacan que, desde su primera aplicación en plantas en 2013, CRISPR y otras herramientas afines han demostrado ser precisas, rápidas y altamente versátiles, capaces de editar genes específicos para mejorar el rendimiento, la resistencia a sequías y enfermedades, e incluso el perfil nutricional de los alimentos.
Uno de los temas que los editores consideran críticos es el marco regulatorio. El editorial subraya que la falta de actualización de las leyes agrícolas puede convertirse en un freno para estas tecnologías.
El mensaje es claro: si queremos acercarnos a la meta del Hambre Cero en el tiempo restante, debemos acelerar la adopción de tecnologías como CRISPR. No hacerlo significaría aceptar que cientos de millones de personas seguirán padeciendo hambre, y que el cambio climático seguirá erosionando nuestra capacidad de producir alimentos. En cambio, apostar por la edición genética es apostar por un futuro donde la innovación y la ciencia se ponen al servicio de uno de los derechos humanos más básicos: el acceso a una alimentación digna.