El asunto del clima – Introducción

Antonio Pou, 6 de octubre de 2025. El Nacional  Ambiente: situación y retos

Ilustración original de Antonio Pou, 2025

Con el entrañable amigo Antonio Pou nos hemos lanzado a intentar, a partir de artículos que se están haciendo en exclusivo para El Nacional, armar otro libro, adicional al que se va a presentar en la Academia de Mérida (Venezuela) el próximo miércoles 15 de octubre. Veremos si logramos tal desafío. Por ahora, les presentamos lo que sería la introducción del nuevo libro que soñamos.

“Hola, buenos días, parece que hoy va a hacer buen tiempo, señora Enriqueta” —Hola Faustino, a ver si es mejor que el de ayer, porque menuda calorina que hizo. “¡Dígamelo a mí que se me ha estropeado la mitad del género!”.

El tiempo ha sido desde siempre motivo de conversación. Al tendero de mi barrio le preocupaba especialmente, porque por aquel entonces no había otra manera de conservar los productos perecederos más que en la fresquera, o en la nevera con bloques de hielo que había que reponer diariamente. Hoy el lenguaje es diferente: “Dice mi aplicación que a las 12:00 va a comenzar a llover, y que hay una probabilidad del 60%” —Ya, también decía lo mismo ayer, que iba a llover a partir de las 5:00, pero ni una gota. “Eso es por lo del cambio climático, que no aciertan ni una”. —Yo no sé por qué será, pero lo que sé es que se me están muriendo las plantas, con eso de que no se puede regar… por lo de las restricciones. “Es que está cambiando el clima, por culpa del CO2”.

Antes, en la percepción de la gente, el tiempo diario era como una lotería y nos aguantábamos con lo que viniera, pero sabíamos que el clima de unos lugares era mejor o peor que el de otros y los ricos veraneaban en San Sebastián (España) o incluso en Biarritz (Francia). Los libros describían el clima de cada lugar, como algo propio que condicionaba el carácter de sus gentes. Hoy las bases de datos permiten a los ordenadores realizar cálculos sofisticados y definir el clima en función de ellos. Cuanta más precisión, más difícil es definir el clima de un lugar, porque varía con el paso del tiempo. Quizá, no quede otro remedio que quedarnos con la idea del clima como algo orientativo, pero lo que sí cuenta es el tiempo que hace.

Pese a la apreciación popular de que las predicciones del tiempo no aciertan y te obligan a cargar todo el día con el paraguas sin abrirlo, la realidad es que suelen funcionar muy bien a corto plazo y menos bien a medida que queremos predicciones a más largo plazo. En este momento se realizan predicciones buenas a una semana, pero pierden validez rápidamente a medida que se aumenta el plazo, dependiendo también de los lugares. Hay que tener en cuenta que hay lugares donde el relieve y las características geográficas varían poco y otros en los que ocurre lo contrario, y que complican mucho la predicción.

Estas consideraciones previas deberían ser suficientes para comprender que las predicciones a años o decenios vista no pueden ser más que juegos de simulación para realizar escenarios de futuro y, como mucho, sirven como direcciones orientativas a la hora de diseñar las políticas de un país a largo plazo. Políticos y países usan demasiado frecuentemente esas simulaciones, en favor o en contra, para insinuar, o afirmar, que ese es el futuro que nos espera si hacemos, o dejamos de hacer, esto o aquello.

Como somos seres gregarios, rápidamente adoptamos posiciones de grupo y dejamos de usar nuestro cerebro y capacidades individuales. Si te pones a considerar las cosas y las situaciones, enseguida percibes que son muy complejas y muchas veces no sabes qué pensar ni qué hacer; no solo eso, sino que frecuentemente son aún mucho más complejas de lo que imaginabas. Para evitarse complicaciones, los grupos prefieren simplificar las situaciones hasta convertir la incertidumbre en certeza, independientemente de si corresponde o no con la realidad. Al aceptar la posición de un grupo resuelves el dilema y santas pascuas. 

En cuanto se examina con algún detalle el asunto del cambio climático, se constata que es más que complejo y que nos faltan piezas para rellenar el puzle. Es de una dimensión superior a la de nuestra comprensión y muy superior a la de nuestras capacidades de acción. ¿Quiere eso decir que es mejor ignorarlo? Bueno, depende de cómo se considere, pero si estamos en mitad de la vía de un tren y decidimos que esa locomotora que viene no es de nuestro interés, lo que tenga que suceder sucederá, independientemente de nuestra opinión. La mía, en todo caso, es que, si puedo apartarme, me aparto, o al menos trato de protegerme.

Si se busca en internet, hay montones de referencias respecto al cambio climático, pero si se va a ellas casi todas suelen decir lo mismo, aunque posicionadas en dos bloques: en favor o en contra. Las gentes y países también se alinean en bloques, con unos diciendo que la humanidad va a desaparecer y otros diciendo que ahora, por fin, vamos a poder utilizar los recursos del Ártico y que el cambio climático es una bendición. Según otros bloques, todo eso son paparruchadas y que aquí no pasa nada, que todo son historias para distraernos y hacer con nosotros lo que quieran.

Todas estas posiciones tienen algo en común: son un intento desesperado de eliminar incertidumbres. Si no se tiene la capacidad de verlas con otra perspectiva, las incertidumbres suelen ser bloqueantes, tal como me espetó alguien hace poco: “Sin certeza no hay avance”. Puede que no tengamos alternativa y tengamos que avanzar sí o sí, en medio de la incertidumbre, como ha ocurrido casi siempre en la historia humana, pero antes hay que buscar posibles aproximaciones cambiando el punto de vista.

Durante varias décadas vengo dedicando mi atención a intentar sacar agua clara del asunto del cambio climático. De momento, mis esfuerzos de rebuscar por los rincones de la incertidumbre solo la han acrecentado, igual que mi ignorancia, pero ahora sé un poco más del por qué. No es que me haya propuesto hacer del cambio climático mi bandera, sino que la vida profesional me ha ido poniendo en ese camino. Me ha tocado en distintos momentos ejercer de visitante, de protagonista, de observador, de investigador y de persona de la calle.

Lo que puedo ofrecer a los lectores es parte de lo que he ido acumulando en la rebusca, que no se centra tanto en rebatir afirmaciones o negaciones sino en la localización de piedrecitas, quizá molestas, pero siempre curiosas, que incomodan el andar de la certidumbre, pero que aportan algo de luz a las incógnitas qué tenemos que resolver y, además, sugieren explorar nuevos caminos hacia nuevas perspectivas de futuro. 

Las piedrecitas son de todo tipo, tanto científicas, como técnicas, pero sobre todo son sociales y humanas, siendo estas, por su gran capacidad de bloqueo, las que presentan mayores dificultades para abordar las situaciones. Muchas de esas piedrecitas son poco o nada conocidas excepto en pequeños círculos, así que posiblemente muchos lectores encontrarán cosas interesantes para satisfacer su curiosidad, pero no aquellos que buscan certeza absoluta. Eso se vende en otros mercados.

Dado que el asunto del clima es una maraña de gran complejidad que puede ser comenzada desde muchos puntos de vista y no ser completada por ninguno, no merece la pena tratar de estructurarla en profundidad. Estas páginas que aspiran a ser la introducción a otros artículos y quizá un día se puedan reunir en un librito, irán rebuscando por distintos rincones, según me vayan dictando las oportunidades y las conveniencias, para tratar de mejorar en algo la comprensión de esa gran maquinaria que determina el clima sobre este planeta. Mi intención es que el lector vaya elaborando su propia interpretación complementando lo que haya ido sacando a través de los medios y lecturas, esperando le sea de alguna utilidad para tomar las muchas decisiones difíciles que tenemos por delante.

Todo el asunto clima es una maraña dinámica, interdependiente, donde todo sucede al mismo tiempo y en la que generalmente no es posible distinguir entre causas y efectos. Pero de alguna forma hay que describirlo. Para empezar, diré que el clima no es otra cosa que una síntesis del tiempo atmosférico que hace sobre un lugar a lo largo de un periodo de años.

Hay muchos libros y páginas web en los que se pueden encontrar descripciones de la dinámica atmosférica en superficie que es la que determina el tiempo que hace y el clima. Sin embargo, la pretensión de que unas líneas de letras puedan describir esa dinámica lo único que generalmente consigue es los pies fríos y la cabeza caliente, pero no mucho más. Es imprescindible observar por uno mismo el tiempo que hace, preguntarse qué es lo que lo está motivando, de dónde procede y a dónde va, y seguir su evolución a lo largo del año. Lo que se aprende a base de observación personal permite entender mejor lo que libros y videos puedan explicar. 

Antaño, intentar comprender el tiempo atmosférico y el clima era tan difícil y faltaba tanta información que a veces los meteorólogos daban como base de predicción del tiempo de mañana el tiempo que había hecho hoy, complementado por su experiencia de observación a lo largo de años. Al menos eso es lo que me dijo uno de ellos cuando yo era niño y se me quedó bien grabado en la memoria. Hoy, sin embargo, tenemos satélites artificiales que observan el planeta desde muchos puntos de vista, una capacidad de cálculo enorme y unas herramientas en internet que son asombrosas. A mí, la que más me fascina es una que muestra visualmente la dinámica atmosférica, en tiempo real, de todo el planeta y a distintas altitudes. Este es su link: https://earth.nullschool.net/ y os sugiero que vayáis a mirarla antes de seguir leyendo y seguir mirándola a la vez que leéis.

Como no tiene nombre, voy a denominar esa página como ENN. Lo que ENN muestra es una visualización de las predicciones de la dinámica atmosférica, realizadas por varios centros mundiales de cálculo, elaborando modelos basados en datos de observación terrestres y satelitales. Esos modelos rellenan las lagunas de falta de información y recalculan todo cada hora, aunque cuando comenzó ENN en 2013 se recalculaban cada tres horas. Por tanto, el contenido de ENN no es una descripción del pasado sino de lo que se espera vendrá dentro de una hora, realimentado por observaciones de las horas pasadas. Es decir, no es la realidad, pero se le aproxima.

Las recientes políticas estadounidenses restringiendo la toma de datos y la investigación de asuntos climáticos, no ha impedido, de momento, que la página siga en pie, porque está ubicada en otro país, pero sin duda debe estar haciendo más difícil la elaboración de datos. Confío en que seguirá funcionando durante años, pero por si acaso os recomiendo darse prisa a consultarla. Es una joya y merece la pena.

Al abrir la página se ve, sobre un fondo negro, un globo terráqueo de color azul con el trazado de las costas y el de los ríos más importantes en blanco, así como unas madejas con culebrillas desplazándose representando los vientos. Arrastrando con el botón izquierdo del ratón se puede rotar el globo en cualquier dirección y con la ruleta se puede hacer zoom y aumentar la escala bastante, pero si se pretende que tenga más detalle el trazado de la costa y de los ríos pierde calidad y forma segmentos, clara indicación de que la cosa no da para más. ENN no proporciona información de nombres de lugares ni muestra los países y sus fronteras. Tampoco se ve el relieve de la Tierra, aunque sí se utiliza en los cálculos. 

Picando con el botón izquierdo del ratón sobre un lugar se visualiza un redondelito y en la pantalla aparecen la latitud y longitud del lugar, así como la dirección y velocidad del viento. No hay otra forma de desplazarse por el globo que ir picando hasta que des con las coordenadas del sitio al que quieras llegar, por lo que hay que conocer esas coordenadas. Si no las sabes, puedes localizarlas con Google Maps. 

Ve a https://www.google.com/maps. Posiciona el ratón sobre el lugar del que quieras saber las coordenadas y estas aparecen en la barra URL detrás del @: https://www.google.com/maps/@40.4166026,-3.683752,…  La latitud del lugar (en este caso la del estanque del Retiro de Madrid) es de 40.4166026 grados y -3.683752 la longitud. En la página de ENN las longitudes negativas aparecen sin el signo – y con una W, de West. 

Si picas en “earth”, abajo a la izquierda de la pantalla del ENN, se despliega una ventana con distintos tipos de información. Volviendo a picar desaparece. En Control puedes fijar la fecha y la hora y te da la modelización de hasta cuatro días de predicción (igual o mejor que las del tiempo en la TV y en las páginas del Tiempo).

En Mode puedes elegir entre varias opciones, si eliges Air y en Animate eliges Wind estás visualizando los vientos de la atmósfera. Se puede ver la dirección e intensidad del viento por capas a distintas alturas en Height. Si eliges Sfc visualizas lo que está sucediendo a nivel de superficie, pero puedes visualizar lo que aproximadamente ocurre a distintas alturas usando su equivalencia en presión atmosférica expresada en hPa (hectopascales) que son lo mismo que mb (milibares). A medida que se asciende la presión atmosférica disminuye, pero no hay una equivalencia directa entre ambas magnitudes porque intervienen varios factores. En https://www.weather.gov/epz/wxcalc_pressurealtitude te calculan la altura a la que se da la presión que introduces, basándose en lo que se llama la atmósfera estándar, pero los siguientes valores sirven para dar una idea de las equivalencias entre presión y altitud:

1000 hPa <> 100 m; 850 hPa <> 1.450 m; 700 hPa <> 3.000 m; 500 hPa <> 5.500 m; 

250 hPa <> 10.300 m; 70 hPa <> 17.500 m; 10 hPa <> 25.900 m

El aspecto de la circulación atmosférica da un cambio brusco entre los 500 hPa y los 250 hPa. Hacia esos niveles empieza la estratosfera y es por donde se mueven los vuelos de larga distancia (entre los 30.000 y 40.000 pies, es decir, entre 9.000 a 13.000 m). Aprovechan el menor rozamiento del aire, una atmósfera más tranquila y una densidad de aire que todavía los sustenta con un menor gasto de combustible.

Te recomendaría que te familiarizaras con esta aplicación (no me llevo ninguna comisión) y la compararas con el tiempo que hace en tu lugar habitual de trabajo o residencia. Fíjate de dónde sopla el aire, observa las nubes, la lluvia, el calor o el frío y mira en la aplicación usando Control y las flechitas para avanzar o retroceder en el tiempo, de dónde está viniendo el aire y a dónde va. Eso te puede dar valiosas informaciones prácticas respecto a la contaminación o el hábitat, y hacerte una idea, echándole mucha imaginación, de cómo sería la situación del lugar si el clima sigue la tendencia de calentamiento actual.

Subir y bajar de altitud, moverse de una zona a otra del planeta, fijándose en cómo varía la forma y dirección de las madejas de viento, da para mucho porque cada día es diferente y terminas por hacerte una idea de cómo varía el tiempo a lo largo del año. Cualquier persona puede ver movimientos curiosos aquí y allí, constatando, por ejemplo, cómo los huracanes se forman, se desplazan y desaparecen a distintas altitudes (quizá llegue a interesarte más que algunas series de televisión). A poco que mires ENN comprenderás por qué es tan difícil hacer predicciones acertadas.

La visualización que proporciona la ENN permite comprender mucho mejor la información del tiempo que aparece en los medios, como son las borrascas y los anticiclones, las bajas y altas presiones, que tanto se nombran en los programas del Tiempo. Si configuramos ENN con {Mode-Air, Animate-Wind, Height-Sfc, Overlay-Wind} (lo llamaré el ENN-básico) y movemos la ruleta del ratón hacia atrás para ver el globo terráqueo, estaremos visualizando la circulación del viento en superficie y es seguro que en un lugar u otro se verán remolinos de viento. 

En algunos de esos remolinos, las culebrillas del viento se dirigen al centro del mismo. Como el aire que llega tiene que salir por algún sitio y estamos en superficie (Sfc), no le queda otra opción que ascender. Cambiando a Height-850 y siguientes, veremos por dónde y cómo asciende, formando como una chimenea, hasta que en algún Height- se detendrá. Cuando el viento acude al centro de un remolino es porque ahí la presión del aire es menor. Cuando es suficientemente baja y succiona aire con suficiente humedad, el aire al ascender se condensa en gotitas formando nubes y si son muy grandes caen en forma de lluvia o de nieve. Se forman así las borrascas. Cambiando a Overlay-Temp se ven las temperaturas y con Overlay-3HPA se visualiza la precipitación caída en las últimas 3 horas y en qué zona ha sido.

En ENN-básico, los remolinos que forman las borrascas parecen girar a la izquierda en el hemisferio norte y a la derecha en el sur. La razón de ello la explicaré en algún artículo más adelante.

En ENN-básico se ven también zonas en la que las culebrillas del viento salen huyendo en todas las direcciones. Son zonas de dispersión que indican que ahí está llegando aire desde arriba y son lo que llamamos anticiclones. El sentido general del giro es al contrario del de las borrascas. De nuevo, cambiando Height- a otros valores más bajos de hPa, es decir, visualizando lo que ocurre a mayor altitud, podremos averiguar de qué altura procede el aire. 

Eso es algo muy interesante porque implica que nos llega aire más puro desde arriba, aunque, si vivimos en una zona que produce mucha contaminación, ese flujo la aplasta contra el suelo, no la deja subir, y nos la respiramos enterita (desearíamos dar un saltito y sacar la cabeza al aire más puro… Vivir en un piso suficientemente alto tiene sus ventajas).

En el caso de las borrascas, al ir avanzando por el territorio, van anunciando su llegada aspirando aire que procede de latitudes más bajas, más hacia el ecuador, que suelen ser más cálidas. Si en las zonas de procedencia hay más contaminación, nos regalará con sus olores y molestias. En algunos casos se producen cambios en las condiciones eléctricas del lugar, y parece que en esas situaciones aumentan las incidencias de problemas cardiovasculares.

Cuando llega la lluvia de una borrasca, al poco cambia la temperatura a más fresco o a más frío. Es un cambio brusco y se ve muy bien en las culebrillas del viento más cálido que al girar chocan contra las que están llegando y que son más frías, con lo que se ven obligadas a ascender, provocando más lluvia —si el aire tiene suficiente humedad.

Hablaré en otros artículos de la relación que existe entre la circulación del viento a la altura de crucero de vuelo de los aviones y los anticiclones y borrascas (que nada tienen que ver en eso los aviones ni la contaminación de sus motores), y veremos un mecanismo importante para comprender lo que está pasando con el clima. Es decir, familiarizarse con ENN permite comprender mejor el funcionamiento de la atmósfera, así como las explicaciones y comentarios que iré desarrollando en otros artículos. Y todo eso sin necesidad de estudiar, solo con mirar y observar, y con una buena dosis de curiosidad, te proporcionará conocimientos de un profesional de la atmósfera, con lo que podrás comprender bien a los que explican el tiempo y anticiparte a sus pronósticos. Como un Pro. Y podrás presumir delante de tus amigos.

“Hola, buenas tardes, qué, ¿cómo va el anticiclón?” – Querrás decir la borrasca, ¡porque menuda la he tenido hoy con mi jefe!


Ambiente: Situación y retos es un espacio de El Nacional, coordinado por Pablo Kaplún Hirsz.

Email: movimientodeseraser@gmail.com, web: www.movimientoser.wordpress.com 

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