Pablo Kaplun. 21 de julio de 2025. El Nacional
En lo alto de las montañas merideñas, donde el frío se mezcla con el aroma del café y el murmullo del viento cuenta secretos a los árboles, los libros caminan. Sí, caminan. A paso lento, seguro, sereno. Porque no van en avión ni en camioneta, ni siquiera en bicicleta. Van a lomos de una mula sabia, que no galopa, no corre… camina tranquila, porque sabe que lleva joyas en su lomo: libros, cuentos, poemas, aventuras, sueños.

Este milagro con nombre propio se llama Programa de Bibliomulas de Mérida, una iniciativa profundamente humana, impulsada por la Cooperativa Caribana y auspiciada con visión y compromiso por la Universidad Valle de Momboy.
Pero nada de esto sería posible sin el corazón, la terquedad luminosa y la visión amorosa de su director y posibilitador, el venezolano-italiano Ignazio Pollini, quien creyó que sí era posible unir educación, montaña, mula y literatura en una sola travesía de ternura y transformación.
¿Dónde ocurre esta maravilla?
Todo comenzó en las aldeas de Gavidia y Mocao, en el municipio Rangel, donde las nubes casi tocan la tierra. Luego la experiencia floreció aún más fuerte en comunidades del municipio Libertador ,como El Rincón, Sector El Caucho, Pie del Tiro, San José de las Flores, Las Quebraditas y en El Valle en sitios como Las Cuadras, La Carbonera y en el Municipio Campo Elías, en los aledaños de Jají como El Portachuelo, Loma del Rosario, Piedras Blancas y Paramito y otras en las que coincidieron con la labor de Geografía Viva. Allí, en casas humildes y corazones abiertos, la lectura comenzó a abrir caminos que ni la lluvia ni el olvido pueden borrar.
¿Quiénes hacen posible el viaje?
Foto: https://bibliomulasmerida.org/
Una mula serena y paciente de nombre “Canela” que carga con orgullo una alforja repleta de libros seleccionados con mimo por Naty Hernández una persona de sabiduría extraordinaria que conoce el alma de cada niño y niña. Libros coloridos, sabrosos, irresistibles. Libros que provocan carcajadas, preguntas, sueños.
Junto a la mula va Genaro Márquez un bibliomulero incansable, que guía los pasos, conversa con la gente, y se detiene en cada escuela, cada casa, cada mirador. Y allí, como un juglar moderno salido de un cuento andino, está el alma de la fiesta: Pedro Maldonado, un comediante fuera de serie, que cuenta cuentos de la montaña, recita poesía con fuego en la voz, y enamora a quien lo escuche, desde los más chiquitos hasta los más viejos del lugar.
¿Y qué ocurre entonces?
Lo impensable: ocurre la magia; ocurre que los niños —algunos que jamás habían sostenido un libro— se sientan, se callan, se asombran… y no quieren soltarlo más. Descubren que leer también es jugar, es viajar, es entenderse y volverse más libres. Y allí, en medio de los frailejones y el silencio de la montaña, nace un amor profundo por la lectura que no tiene vuelta atrás.
Bibliomulas no es solo una iniciativa educativa. Es una caricia a la infancia, un acto de fe en la cultura y una forma viva de decir: sí se puede.
Aunque no haya caminos asfaltados, aunque no haya señal, aunque no haya mucho… si hay libros, hay futuro.
Y mientras la mula camina —sin apuro, con sabiduría—, lleva en sus lomos un tesoro silencioso que está cambiando vidas, una por una.
El pasado viernes 18 de julio, se produjo el IV Encuentro de Amigos de la Bibliomula en el marco del XV Aniversario de este programa mágico-maravilloso. Allí todos disfrutamos de los dichos de José Luis Briceño Viloria que, como corolario a este artículo lo transcribo tal cual:
Saludo a los integrantes del programa Bibliomulas Mérida, en su IV Encuentro y la celebración de sus quince años.
“Un abrazo fraterno para todos y cada uno de los integrantes del programa Bibliomulas Mérida.
Para mí es un inmenso honor enviarles este saludo desde esta distancia «allende los mares» (como dicen), pero que no vence la cercanía con la Bibliomulas que está sembrada en mi corazón.
He preferido leer y grabar este saludo, para no correr el riesgo emocional que siempre me frunce la garganta al hablar de mis querencias más profundas.
Una alegría enorme, enorme, enorme, constatar que Bibliomulas Mérida, sigue existiendo como una ventana abierta y envuelta en la magia de la lectura, que con la voz de los cuentacuentos busca recrear relatos que reafirman un encuentro lleno de humanidad.
Suelo decir y reafirmar que la Bibliomulas es un espacio humanista, literario y solidario, que relumbra desde la hora encantada de Megan Cox Gurdon una periodista estadounidense, que asegura que:
“una milagrosa alquimia sucede cuando alguien lee a otra persona. Una alquimia, reitera, que convierte las cosas ordinarias de la vida en un alimento increíble para el corazón, la mente y la imaginación”.
Con ésa huella de pensamiento como guía, permítanme en el inicio de este IV Encuentro, aventurar una sencilla reflexión sobre la esencia de este maravilloso programa que aupamos en llamar Bibliomulas.
En la primera parte de la ecuación, aparecen la lectura y la escritura, como instrumentos indispensables, necesarios en la vida cotidiana, y más en el entorno rural que se convierte en una necesidad básica. Y es que la lectura con su capacidad de fascinación, es como una llave que nos abre las puertas de todos los mundos conocidos y por conocer. A través de la lectura podemos conjugar nuestro propio espacio, también otras realidades o ficciones, y cuando… la lectura se hermana con la escritura lo que podemos dibujar es el universo entero.
En esta primera parte, es necesario los puentes que hay que construir cada vez que nos atrevemos ante un libro y en un acto de encantamiento de un contador de cuentos, extraer de cada una de sus páginas, la varita mágica que hará volar a cada niño sobre riscos y mares, desiertos y sabanas, sobre frailejones pero también hacia flores remotas.
La segunda parte de la ecuación, son los libros. ¡Oh prodigioso invento!, que nos permite llenar las alforjas mágicas, de todos los sueños posibles. Un libro, es para el programa Bibliomulas, nuestro eje donde ciframos el objetivo central, pero también es nuestro eco que nos hace retumbar desde el lugar que estemos, en los pasillos y aulas de la escuela, debajo del árbol o a la vera del camino.
Y cierra la ecuación del programa, la mula. La mula, que es corazón y pulmón, que es guía y faro para los caminantes que a su lado cuidan las alforjas con el tesoro de libros, que descansan en sus nobles ancas.
Pero lo fantástico de esta ecuación quimérica, es que se sumerge en un prodigioso sueño, que a otros y a otros y a otros les ha dado por seguir soñando día y noche desde hace quince años. Fue entregar el fulgor de la vela para que su luz alumbrara los caminos a Mocao, a Gavidia, al Rincón y que los pasos de la mula de hoy y de mañana, sigan resplandeciendo nuestros pasos para transformar y sobre todo seguir soñando.
Como final de éste saludo, permítanme recibir el espíritu encantado de los contadores de cuentos:
«Cuentan hombres dignos de fe, que hubo en Mérida dos hombres que soñaron el mismo sueño a la vez,
cuentan que un tal Ignazio Pollini y otro tal Pedro Maldonado, tenían los rostros rojizos por el calor de aquel sueño, y que los vieron cabalgar en mulas color canela atravesando caminos infinitos,
cuentan que llevaban sonrisas nunca vistas, y que de sus ojos brotaban rutas inimaginables y contaban los cuentos como fábulas encantadas.
Y cuentan esos hombres dignos de fe, que en una de esas andanzas se perdieron persiguiendo el amanecer.
Así fue como conocieron a la hija de Zuhé y Chía, la bella Caribay. Ellos le contaron el sueño que estaban soñando, y ella se quedó embelesada mirando el horizonte.
Y fue una noche de luna plateada cuando Caribay les dijo:
Oh, tu Ignazio, Oh tu Pedro, por el poder de mi sortilegio, seguirán soñando a través del tiempo, por todo el tiempo,
y buscarán amigos que con solo mirarlos acompañarán el sueño, soñando la BiblioMulas Mérida por siempre. Por eso, es que Ignazio y Pedro siguen en el sueño sin poder despertar»
Y como todo cuento tiene su moraleja, la de este pequeño cuento es que:
» Todos y cada uno de los integrantes del Programa Bibliomulas Mérida son unos «SOÑADORES” bendecidos por el dios de la música, la poesía y las artes, para empapar a los niños de palabras sabias y esplendorosas, en el lomo de una mula»
Y con motivo de este XV aniversario, el equipo de Bibliomulas presentó la Segunda Sistematización de la experiencia, la cual es un libro de maravillas, y está disponible en https://www.sfogliami.it/fl/317268/d6vxsv5zpqgq64z9cp69evbpqyc7k4
Para más información: https://bibliomulasmerida.org/
Ambiente: situación y retos es un espacio de El Nacional, coordinado por Pablo Kaplun Hirsz
Email: movimientodeseraser@gmail.com web: www.movimientoser.wordpress.com