Un mensaje iluminador

Por Pablo Kaplún Hirsz

El pasado 17 de mayo se produjo el mensaje anual de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat (ANIH), con ocasión de tal magno evento tuvimos oportunidad de entrevistar al Ing. Eduardo Buroz, presidente de dicha corporación.

La tradición de pronunciar un mensaje anual proviene de que el 27 de abril se conmemora un discurso de unos de los primeros rectores de la Real y Pontificia Universidad de Caracas (hoy Universidad Central de Venezuela), Agustín De Latorre, quien en esa oportunidad (1790) se negó a recibir un apoyo financiero por parte de mantuanos caraqueños quienes habían condicionado un posible financiamiento a la creación de cátedras de Ingeniería (hidráulica y caminos) a que se les diese participación en el diseño de sus programas de estudio. El magnánimo rector rechazó la condición sugerida. La autonomía era un valor no negociable. Todos los años se busca una fecha próxima al aniversario recordado para que pronuncie el mensaje anual.

Para Buroz este mensaje  está marcado por dos ideas claves: la exigencia a los académicos que sepan actuar como científicos transdisciplinarios y a qué se va a hacer para cerrar la llamada brecha tecnológica que separa a Venezuela y otras naciones rezagadas de los países más avanzados. Precisamente, sobre tal asunto versó el discurso de orden del acto, a cargo del Dr. Emilio Colón, Presidente del Cuerpo Rector de la Universidad de Puerto Rico.

Sobre la exigencia a los académicos que sean capaces de actuar como visionarios de lo transdisciplinario, lo cual va más allá de lo multidisciplinariio e interdisciplinario. Buroz hizo un interesante resumen de las exigencias que se pone en la ANIH para alcanzar la condición de miembro del cuerpo y a ello agregó su visión rigurosa consigo mismo de ser una persona que, además de ingeniero y académico de mérito, sea a la vez, conocedor de la historia, de las ciencias sociales, de la política, de la economía, de las humanidades y, por supuesto, de todas las disciplinas duras vinculadas con el amplísimo mundo de la Ingeniería. De verdad, quienes conocemos a Eduardo sabemos que él es un vivo ejemplo de esta amplitud.

Sobre lo segundo, más que resumir al catedrático boricua, lo interesante aquí es exponer qué es lo que Buroz intenta en oportunidad de visitar tierras españolas, ocasión en la cual pudimos realizar la entrevista al distinguido venezolano en estos días presente por Madrid y Alcalá de Henares. Eduardo encabezó el acto especial realizado por la Real Academia de Ingeniería de España por los 300 años de la UCV, motivo protocolar de la visita.

Pues bien, el viaje de Buroz deja abiertas puertas para firmar convenios con la Universidad de Alcalá, la de Burgos y la de Salamanca para encarar la citada brecha. La ANIH y el CENDES-UCV han hecho un primer trabajo conjunto para diseñar toda una reforma de la enseñanza de las ingenierías encaminada hacia reubicar a Venezuela en el contexto de naciones, de modo tal que el país pueda potenciar sus ventajas comparativas para ser centro de referencia importante para las ingenierías de la región. Si, Buroz habla cuidadosamente de “ventajas comparativas”. Venezuela no es hoy un país para presumir de ventajas competitivas frente a las naciones del resto de América Latina, pero no por ello, nuestra república no conserva aún sus grandes ventajas comparativas: su carácter de nación petrolera, su privilegiada situación geográfica central en América Latina, su clima estable capaz de producir energía de origen solar (limpio) todo el año, entre otras.

Buroz, con su visita, procuró allanar el camino a convenios que logren aportar estrategias para la reforma educativa que hoy diseña la ANIH junto al CENDES. Aclara que no se tienen fórmulas por ahora para superar esta brecha, pero sí se está avanzando hacia un nuevo diseño. Venezuela no es un país que ande al garete sin modelos de referencia, pese a su enorme bache institucional actual, sigue contando con pensadores que están procurando diseñar un modelo de enseñanza para el país que va a venir, nadie sabe cuándo, mas sí se sigue vislumbrando, pues la historia tiene sus derroteros más o menos conocidos. Guzmán Blanco quiso imponer un sistema eterno y no se dio, Gómez hizo lo propio y tampoco cuajó, por lo tanto, los cambios vendrán, son de lógica: vendrán.

Mientras tanto, los acueductos – más allá del hecho evidente de que hoy están muy mal- para lograr estar bien, hacen falta ingenieros con capacidad de adaptarles las tecnologías digitales, igualmente se puede decir de los sistemas de transporte, de generación y suministro eléctrico, de construcción de viviendas, etc. Buroz señala: las universidades dentro de su autonomía, deben funcionar como sistemas integrados en las que  coexistan casas de estudio de altísimo nivel  y otras más centradas en atender los contextos territoriales, donde se gradúan profesionales también pero para menor nivel de exigencia. Mas, aun así, ello no supone desconocer que en los países más avanzados se mantendrán brechas tecnológicas que procuran ser atendidos con estos enlaces que se intentan abrir con esta visita. La ANIH cuenta con una Comisión Académica en España, una especie de embajada que permite consolidar este recurso. Venezuela se puede mirar así como un país con diáspora, no obstante tal vez logre llegar a ser un todo con una diáspora integrada, capaz de verter ésta conocimientos hacia dentro y también aportar en los países de acogida, de tal tamaño son los retos y también las posibilidades.

La propuesta apuesta a que en Venezuela se cuente con fortalezas de referencia en unos pocos campos profesionales, pero si bien estos sean pocos se pueda, con base a ello, ofrecer intercambio en estos y los mismos valgan como moneda de cambio para poder recibir formación de docentes de las universidades con las que se logre convenios.

Ejemplos citados por Buroz son el `área de patrimonio: sin ser Venezuela un polo de patrimonio cultural del nivel de otros grandes países, el hecho de tener en su territorio ciudades desarrolladas bajo las Leyes de Indias nos hace ser una referencia para urbanistas españoles que hoy ven en el mundo latinoamericano un interesante referente a estudiar y un polo para un turismo internacional que puede desarrollarse.  Otro tema es la economía circular del agua. En Venezuela, con el Lago de Valencia tenemos un macro ensayo cortado en el tiempo- pero no por ello no atacable- donde ser intenta reciclar agua ya utilizada y, finalmente cita el campo de las energías renovables, temas en lo que España y Venezuela tienen mucho para intercambiar.

Alivia mucho pensar que Venezuela tiene aún grandes reservas intelectuales, dentro y fuera del país: estamos en ocasión- ante la nueva guerra que sacude al mundo- de tener una nueva “ventana” petrolera (“ventana” enfatiza Buroz, porque aun cuando estamos ante un nuevo boom, esta vez hay que tener claro que solo será una palanca financiera, no de desarrollo estable del país, el mundo poco tiempo más va a necesitar de consumo masivo de petróleo. Alivia de verdad verle futuro a Venezuela.

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